Zapata y sus leyes populares (Extraído de: “La Revolución del Sur y la reorganización del Estado de Morelos (1915‐1917)” -Francisco Pineda Gómez, ENAH)
“Emiliano Zapata, Jefe Supremo de la Revolución de la República, a los habitantes del Estado de Morelos hago saber”…Y como principio número uno de la Ley General Administrativa para el Estado de Morelos, Zapata señaló:
“Uno de los grandes anhelos de la revolución es el gobierno del pueblo por el pueblo”.
Este principio condensa un aspecto fundamental de la experiencia zapatista, en las enormes y difíciles tareas revolucionarias para reorganizar el Estado de Morelos (asuntos agrarios y laborales, escuelas y salud, producción, comercio y moneda, justicia, gobierno y elecciones, autodefensas y mucho más; todo ello, al mismo tiempo que las tareas de la guerra en contra del ejército invasor carrancista).
El gobierno del pueblo por el pueblo significaba invertir, radicalmente, la pirámide de la estructura de poder existente. Es decir, para Zapata, las decisiones fundamentales de la vida económica, social y política radican en el pueblo, no en los privilegiados ni en los funcionarios públicos.
Fragmentos de la Ley General de Funcionarios y Empleados Públicos, Cuernavaca, Mor., 2 de noviembre de 1915.
‐ Las legítimas aspiraciones del pueblo no podrán conseguirse mientras en las esferas gubernamentales tengan cabida individuos acostumbrados a tiranizar y explotar a los trabajadores.
‐ Todo funcionario público, cualquiera que sea su categoría, deberá pertenecer a las clases trabajadoras de la sociedad. En consecuencia, serán excluidos de las esferas gubernamentales los que NO tengan necesidad de trabajar para subsistir.
‐ Se concede acción popular para denunciar los fraudes cometidos contra la nación, los cohechos y sobornos de funcionarios y empleados públicos.
‐ Los sueldos de funcionarios y empleados públicos no excederán de la cantidad que baste a su propia subsistencia y a la de su familia, como miembros de la clase media, de acuerdo con la costumbre. Por lo tanto, se suprimen los sueldos llamados de representación y todo otro gasto que sirva para sostener la ostentación y el lujo.