El estado de Morelos vive una situación de crisis sin precedentes. Además de las más de 500 mil viviendas dañadas y las más de 100,000 familias damnificadas por el temblor del 19 de septiembre, otra tragedia ya azolaba la tierra de zapata antes del sismo: desapariciones, asesinatos, devastación ambiental y un agravamiento generalizado de la violencia eran y siguen siendo parte de la vida cotidiana de los 3 millones de personas que vivimos en el estado. Todo esto sucede bajo el mandato de Graco Ramírez quien ha puesto todo el aparato estatal a la orden del crimen, la corrupción y los intereses de la iniciativa privada.
En este contexto la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) ha jugado un papel fundamental en la defensa y la protección de los derechos y las necesidades de los pueblos. Bajo la rectoría de Alejandro Vera Jiménez, la UAEM ha cumplido con la encomienda de convertirse en un espacio para la organización del pueblo en defensa de la justicia: fue casa de la Asamblea de los pueblos de Morelos que se conformó para defender el territorio contra megaproyectos de muerte; puso al servicio de las víctimas de la violencia su infraestructura y capacidad técnica al formar un equipo de peritos que participó en la exhumación de los restos humanos encontrados en las fosas clandestinas que la Fiscalía estatal excavó en la comunidad de Tetelcingo, municipio de Jojutla; duplicó la matrícula universitaria y construyó 50 mil metros más de infraestructura; habilitó dos grandes centros de acopio en las instalaciones de los campus universitarios de Chamilpa y Tetela del Volcán que inmediatamente después del sismo comenzaron a funcionar como centros regionales de abasto de víveres, organización de brigadas médicas y de trabajo voluntario para la evaluación de daños y remoción de escombros; ha sido la única institución pública del país que se ha pronunciado de manera franca y reiterada contra la corrupción y la criminalidad del Estado Mexicano. En suma ha asumido, en conjunto con los pueblos y comunidades de Morelos, la tarea de reconstruir y defender la vida del pueblo.
El papel que ha tenido la Universidad la ha convertido en objeto de toda clase de represalias por parte del mal gobierno. Graco retiene ilegalmente desde hace meses el salario de más de seis mil trabajadores de la UAEM, condicionando su entrega a la renuncia del rector. Además ha desatado una campaña de persecución e intimidación en su contra, que tuvo su momento más álgido la semana pasada, cuando se liberó una orden de aprehensión en contra del rector y su esposa (acusándolos del supuesto delito de enriquecimiento ilícito) para, con esta argucia legal, montar un operativo desproporcionado e irregular que la madrugada del sábado 11 de noviembre ingresó a su domicilio con la orden de aprenderlos. Cabe resaltar que este operativo sucedió a escasos 5 días de que ocurriera la elección de nuevo rector en la UAEM lo que pone en evidencia la intención del gobernador de frenar el proceso de elección interno en la UAEM para imponer un candidato que le cubra las espaldas.
Hace casi dos meses, el rector debió comparecer en el juzgado de juicios orales en el centro de la capital de Morelos por el presunto delito de peculado. Las evidencias presentadas por los abogados de la UAEM demostraron que aquella denuncia era sencillamente falsa. El juez debió fallar a favor del rector debido a que la Fiscalía no cumplió con los pasos establecidos. Toda la comunidad educativa y diversos sectores de la sociedad acompañaron al rector en esa instancia puesto que entendemos que la persecución no es sólo contra una persona, sino contra toda la UAEM y más aún: contra cualquiera que en Morelos se atreva a denunciar las injusticias, la ilegalidad y criminalidad del gobierno de Graco Ramírez.
Las acciones de Graco en vísperas del proceso electoral del 2018 parecen desesperadas y acrecientan la ilegitimidad del gobierno, que se sostiene únicamente por medio del monopolio de la violencia y la administración del crimen. Así lo demostró la nota mentirosa que salió publicada hace 10 días acerca del supuesto asesinato del rector. Aquella nota fungió como una abierta amenaza cuyo objetivo fue sembrar el terror. Sin embargo, no hay amenaza que pueda frenar las ansias de paz y dignidad de este pueblo.
Desde la Nueva Constituyente nos toca estar atentos ante la situación que se vive en el estado, ser partícipes de las acciones y decisiones que se tomen desde el pueblo y la comunidad universitaria para frenar la campaña persecutoria que se ha desatado contra el rector y la violencia generalizada que se vive en el estado. Nos toca abonar a la refundación del gobierno desde el pueblo, a la reconstrucción después del sismo desde las necesidades y formas de vida que nuestros pueblos elijan y no desde las ambiciones de las constructoras privadas. En las tierras de Morelos corren los ríos rebeldes que en 1910 hicieron retumbar al país entero, nos toca engrosar sus cauces y crecer su fuerza. El panorama parece difícil pero al mismo tiempo esperanzador: el mal gobierno pende de un hilo. Tenemos mucho que pensar y hacer hacia nuestra Cuarta Asamblea Nacional que tendrá lugar en las tierras rebeldes de nuestro general Emiliano Zapata.