Organizar, movilizar, disputar territorios; hacer que cada día sea nuestra lucha la lucha del pueblo; que el dolor, la tragedia y la injusticia diaria se convierten en rabia, indignación y potencia para luchar contra quienes dominan; construir un poder liberador implican y requieren ser parte de una batalla cultural. Que cada día sea un día de lucha y que la esperanza activa de un nuevo tiempo deseable por el pueblo sea el combustible que nos alimente hasta que, por la acción heroica de los mexicanos que sufrimos por la violencia de este sistema, abramos una nueva fase en la vida de nuestro pueblo, con paz, justicia y dignidad.
Lograr la victoria del pueblo aparece como una tarea lejana y sumamente difícil. En la medida en que comprendamos que ella no vendrá por obra y gracia de las circunstancias, sino por la acción nuestra, estaremos más cerca de alcanzarla. Mientras más dispuestos a entregarnos plenamente a esa tarea, será más posible y cercana. Si creamos espacios para que la gente común pelee y demostramos que es posible triunfar, la tarea no será la de un pequeño grupo de “notables” sino el movimiento de un pueblo.
Y para eso nuestras tareas simples e inmediatas, pero que aspiran a dejar de serlo, son:
- Fortalecer la organización. Dar vida a nuestros espacios de organización, hacerlos eficientes y sumar a más personas a ellos.
- Fortalecer comités locales mediante trabajo de base, educación popular, promoción de alternativas (economía solidaria, ferias populares), brigadeos.
- Realizar brigadas de trabajo Norte-Sur, Sur-Norte, para la consolidación territorial.
- Mantener los diálogos de la resistencia, en donde se puedan impulsar leyes populares a partir de nuestras demandas.
- Arrebatar fechas históricas con celebraciones populares: Días de la refundación como actos de desobediencia y resistencia civil.
- Ejercer nuevas formas de gobierno, mediante la creación de Concejos de Gobierno que partan de asambleas populares en cada estado, región, provincia, pueblo, barrio, colonia, por una democracia verdadera.
- Consolidar una base territorial para desatar una gran movilización popular por una Nueva Constituyente en tres años.
- Desatar un gran diálogo nacional como base del proyecto de Nueva Constitución a enarbolar.