Del 68 al 2018 : ¡Hoy somos los de ayer luchando hasta la victoria! – editorial del boletín semanal NCCP – 04/09/2018

 

Se dice en la constituyente…

Las agresiones por parte de la policía a los estudiantes del politécnico y de las prepas que se dan a finales de julio de 1968 fueron acciones premeditadas para provocar un respuesta del movimiento estudiantil que esperaban poder reprimir y contener, generando desgaste por los enfrentamiento, así como la desviación de las exigencias centrales por la demanda de liberación de presos.

El objetivo de la represión, era mantener un ambiente de “paz y orden” para cuando se realizara el informe de gobierno del 1 de septiembre del presidente Díaz Ordaz, así como para los juegos olímpicos de México, que iniciarían el 12 de octubre. Esta táctica represiva fue ampliamente aplicada con movimientos previos al de 1968, sin embargo la creatividad, organización y la rebeldía de los jóvenes, cambió drásticamente el escenario al que esperaba enfrentarse el gobierno, que finalmente optó por la planeación y ejecución de la masacre que se perpetró el 2 de octubre, para contener la ola de esperanza que se había convertido en un movimiento de alcance nacional, y que estaba conformado ya no solo por estudiantes, sino también por trabajadores, mujeres, barrios y por el pueblo en general.

En el contexto actual, recién pasado el último informe de gobierno de Peña Nieto, y frente a la llamada transición de gobierno, es que comienza a aumentar de manera visible la actividad de los grupos porriles para contener las demandas de un incipiente movimiento estudiantil que va tejiéndose entre las prepas y los CCHs. Este movimiento fue el día de ayer, 3 de septiembre, a manifestarse de manera pacífica a las instalaciones de rectoría de la UNAM, y  a unas horas de estos sucesos, en las redes sociales y medios de comunicación no han faltado fotografías y videos que desenmascaran la brutalidad de las agresiones, e incluso en muy poco tiempo se ha dado ya con la identidad de los porros, azuzados y organizados por el funcionario Teófilo Licona, responsable de “auxilio UNAM”, solapado a su vez por el actual rector de la UNAM, Enrique Graue.

Sin embargo, debemos reconocer que en vez de hacerse eco del crecimiento de la organización, las exigencias y demandas del movimiento estudiantil, nuestra voz es desplazada por la crudeza de las acciones porriles, que inmediatamente recuerdan las fotografías captadas durante las represiones de 1968 y 1971. Las similitudes no podemos interpretarlas como mera casualidad. Es claro que por parte del gobierno y de las autoridades de la universidad, se está buscando contener una vez más al movimiento estudiantil, sin embargo, el resultado puede ser igual al que hemos presenciado por parte de las movilizaciones más recientes: invisibilización, desgaste y eventual disolución del movimiento frente a la llamada transición.

Depende de nuestra creativdad, sensibilidad, agudeza y capacidad organizativa, que lo que hoy luchan  las prepas y CCHs, pueda concretarse en victorias del movimiento, y ojalá, en una fuerza mayor que tenga la capacidad de frenar la impunidad y someter a la justicia todas las autoridades universitarias y funcionarios del gobierno que han hecho del terror y la violencia contra el pueblo, una política permanente de control.

La constituyente propone:

Darle centralidad en nuestras denuncias y manifestaciones, a los motivos y razones que dieron pie al movimiento del 68 y a los movimientos actuales para comenzar procesos de organización. En este sentido, es que damos a conocer las exigencias de los CCHs y prepas que se han comenzado a movilizar, ahora con el respaldo y solidaridad varias facultades y universidades que durante el día de hoy estarán realizando asambleas: Alto a la violencia en contra de la juventud y especialmente en contra de las mujeres que se vive en todas las prepas y CCHs. Esclarecimiento del uso de los recursos por sospecha de desvío. Defensa de la memoria gráfica del movimiento estudiantil plasmada en los murales de los planteles así como libertad para la realización de nuevas manifestaciones político-culturales, y esclarecimiento a la exigencia de pagos de cuotas para la reinscripción, entre otras demandas.

Hoy, el movimiento estudiantil tiene entre sus exigencias algunas demandas que sin duda interpelan a las madres y padres de familia, a las mujeres, a los jóvenes, a los trabajadores. Necesitamos reconocer estas demandas como tales y profundizarlas con miras a ganar en definitiva el respaldo y solidaridad del pueblo todo, pero aún más, para cumplir con la vocación de servicio y entrega al pueblo, que debieran ser el sentido y la razón de ser de las escuelas y universidades públicas, tal como lo demostrara la generación del 68.

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