La Constituyente Ciudadana Popular es un movimiento social en gestación que se va diseñando en el camino, partiendo desde las bases que, ante la situación que vive el País, luchamos denodadamente para gestar un proceso de cambio, donde nos vayamos incorporando todas y todos quienes formamos parte del pueblo de México, porque nos interesa construir la nación que soñamos. Nuestro caminar ya constituye de por sí el nacimiento de un escenario diferente en todo el territorio nacional. Es un esfuerzo conjunto, hombro con hombro, con los brazos entrelazados, por refundar a un México que sea de nosotras y nosotros los mexicanos. Queremos que nuestro dinamismo de transformación del País surja desde las bases, las comunidades, los ejidos y las rancherías, los barrios y pueblos, las ciudades pequeñas y las grandes urbes. Trabajamos porque todas las ciudadanas y los ciudadanos, sin excepción alguna, conformemos un gran sujeto social comunitario, donde se integre la pluralidad de nuestras aptitudes, cualidades, aspiraciones y esperanzas, la riqueza de nuestros pueblos originarios, la perspectiva de género y todas nuestras diferentes maneras de compartir los momentos de dolor y la fiesta, el trabajo cotidiano y la vida familiar. Características todas que conforman la identidad de la grande Nación que somos. Trabajamos para confluir en el único proyecto que nos convoca: la refundación de nuestra Patria.
Le apostamos a la construcción de poderes comunitarios y autonomías, que abran el paso a la autodeterminación de nuestros pueblos, y al mismo tiempo nos vinculamos con las luchas coyunturales que una y otra vez brotan en el país. Si hasta ahora México es un emblema ante el mundo, de un país destruido por las ambiciones del gran capital y la sumisión de la clase política sometida a él, queremos que con este camino por una Constituyente ciudadana popular, podamos dar una lección de dignidad a nivel internacional, a través de una lógica contraria a la del régimen totalitario que nos gobierna, con sus partidos y organizaciones corporativas.
Somos mexicanas y mexicanos que hemos iniciado una búsqueda de salida a la crisis humanitaria que vive México, originada y sostenida, principalmente, por un Estado terrorista que atiza la violencia contra nuestro pueblo, como una estrategia de control de población y territorio. La idea inicial de este proyecto, surge a partir de la experiencia de construcción de una Ley para los pueblos originarios de México, con la participación de ellos, en los diálogos por la paz que arrojaron los Acuerdos de San Andrés Larrainzar. Ley que nunca fue llevada a la Constitución mexicana, porque tanto el ejecutivo federal, como el legislativo federal, se negaron a que entrara en la Constitución mexicana.
Para realmente lograr que este esfuerzo no sucumba por imposición de lógicas particulares o por otro de tantos males que recurrentemente han hecho que caigan algunos proyectos populares, acordamos avanzar bajo las siguientes condiciones: convocar a la unidad nacional y no limitarnos al régimen de partidos o de posiciones ideológicas acotadas, queremos caminar sin banderas particulares, esto es, si bien reconocemos la riqueza de las organizaciones populares, la participación en la Constituyente será sin encerrarnos en posiciones de grupos, para evitar la pugna entre nosotros y, al mismo tiempo, cerrar la posibilidad a que alguna organización intente apoderase del esfuerzo de todos. Si nos limitáramos a ser una coalición de grupos o un frente, estaríamos dejando fuera a la gran mayoría de las y los mexicanos. No excluimos avanzar por el camino de la resistencia y desobediencia civil pacífica, para ponernos como servidoras y servidores del pueblo.
Así iniciamos este esfuerzo que representa una esperanza de liberación para México. Hoy el esfuerzo ha avanzado y se han sumado miles de personas en diversas partes del país. En el camino nos hemos encontrado con distintos obstáculos. Así como el proyecto despierta esperanzas, también genera malestar y despierta intereses contrarios al ánimo con que está trabajando la mayoría de mujeres y hombres que lo sostienen.
Un caso lamentable ha sido el intento de cuatro personas por apropiarse de la Constituyente. Intentaron justificar su actuar por la situación de urgencia del país, violaron sistemáticamente todos los acuerdos, se aferraron a imponer la lógica de su grupo y quisieron, en nombre de falsas decisiones colectivas, imponer una dinámica contraria a la democracia. No viene al caso hacer un recuento exhaustivo de toda la labor que realizaron, contraria al proyecto, sólo tengo que reafirmar que ya no caminan en la Constituyente, como lo dimos a conocer públicamente a través de un Posicionamiento emitido el 24 de julio de 2016.
La Constituyente avanza. Sus retos trascienden las dificultades propias de un proyecto de tan gran envergadura como el que ya construyen muchas personas. Aún nos falta mucho por andar. La necesidad de actuar por la refundación de México es cada vez más urgente. A ese trabajo estamos consagrando todos nuestros esfuerzos.
En este momento nos estamos concentrando en crear las comisiones de trabajo, fortalecer la organización, crear más comités de la Constituyente, consolidar una Coordinación Nacional amplia y representativa de cara a nuestra Tercera Asamblea Nacional. Al mismo tiempo nos solidarizamos permanentemente con todas las luchas de nuestros pueblos y sus trabajadoras y trabajadores.
Nuestra tarea estratégica sigue siendo la construcción de un sujeto comunitario capaz de enfrentar los retos del presente y tender un proyecto a largo plazo para toda la Nación. No estamos por una solución coyuntural a la problemática política y económica actual del País, sino por preparar a toda la ciudadanía en la dimensión de su madurez política. Tenemos la firme esperanza de construir una democracia fuerte, sostenida por un pueblo que tiene al alcance de su mano las herramientas del buen vivir y del buen gobernar, porque ha crecido como un sujeto político comunitario. Esto representa una barrera infranqueable a las absurdas decisiones que están tomando quienes han usurpado las facultades que les hemos dado para administrar el país a nuestro favor y se han puesto al servicio de los grandes del dinero, de sus empresas, de sus emporios financieros y las potencias políticas que los cubren y apoyan.
La caricatura democrática que han construido quienes nos gobiernan desde hace muchos años en México, la han podido implantar por la simulación, misma que logran maquillar a través del control que mantienen en los medios masivos de comunicación social, y con sus políticas públicas plagadas de intereses mezquinos, cuyos objetivos son principalmente favorecer el engrosamiento de grandes capitales extranjeros y nacionales, a costa de la exclusión de millones de mexicanas y mexicanos a quienes se les está orillando a vivir en una situación infrahumana. Basta ver las reformas estructurales genocidas, con las que han mutilado la Constitución Mexicana.
Les invitamos a que sigan al pendiente de los trabajos a partir de nuestro nuevo sitio web:
www.constituyenteciudadanapopular.org
y que se puedan comunicar a través del correo:
contacto@constituyenteciudadanapopular.org
Reciban mi saludo con un abrazo.
Fray Raúl Vera López, O.P.
Un abrazo cariñoso, fraterno y solidario, don Raúl.
Recuerdo esta bella frase patrística que tanto sonó en el movimiento ecuménico y que me parece aplica a todo aquello que quiera unirse respetando la diversidad.
«En lo necesario, unidad; en lo no necesario, libertad; en todo, caridad».