Hoy enunciamos con gran fuerza y reclamamos como nuestra, la historia de lucha de nuestros pueblos en México y América Latina.
La mira principal de nuestras luchas ha sido una constante: el gobierno del pueblo para y por el pueblo, que ha significado poner la verdad al centro contra todas las mentiras que los malos gobiernos han instaurado.
Frente a estas mentiras injustas de dominación, explotación y opresión, el sujeto comunitario, ha materializado sus sueños, anhelos, necesidades y deseos en acuerdos y leyes populares. Los ejemplos de dignidad y valentía son vastos y hoy es necesario rescatarlos para continuar el camino que ya se ha trazado.
En nuestro México profundo podemos enunciar varios de estos acuerdos populares que se han presentado en nuestra historia, se siguen presentando en nuestros días y otros aún quedan pendientes para el futuro, dependerá de nosotras y nosotros el realizarlos.
El primer ejemplo que rescatamos de nuestra memoria es el proyecto zapatista que no sólo combatió contra el ejército carrancista y la falsa democracia de Madero, sino que además conformó un autogobierno comunitario en el estado de Morelos, que estableció diversas leyes populares que pensaban no sólo en la cuestión agraria sino también en asuntos laborales, en la educación, salud, comercio, justicia, autodefensa, liberación de las mujeres y el gobierno.
El siguiente fragmento corresponde a la ley de funcionarios y empleados públicos, que decretó el pueblo zapatista:
“Se concede acción popular para denunciar los fraudes cometidos contra la nación, los cohechos y sobornos de funcionarios y empleados públicos”.
Justo ahora, esta ley resurge y se vuelve la demanda principal contra el desastre ocasionado por el gobierno criminal de Graco Ramírez , y el actual anhelo del pueblo morelense es volver a decidir su propio gobierno.
Por otra parte, el estado de Chiapas también ha sido cuna de múltiples rebeldías, en donde se han concretado las leyes que la gente ha decidido, entre ellas, el levantamiento zapatista de 1994, que culminó en la conformación de territorios autónomos, con su propia forma de gobierno, en donde se ha decidido cómo se quiere vivir, la educación, la comunicación, la salud y sus propias costumbres.
Aquí enunciamos uno de los tantos acuerdos populares, que fue la creación del Banco Autónomo Comunitario para emergencias de salud y financiamiento del comercio local, en donde la gente aporta 1 peso por mes para crear los fondos de éste. Si se solicita apoyo por alguna emergencia médica, el acuerdo es pagar 2 por ciento de interés, si la persona se recupera pero en dado caso de fallecer, ya no se paga nada.
También, frente a los altos cobros de la electricidad y el incumplimiento de los acuerdos de San Andrés, varios municipios de Chiapas se organizaron para crear la resistencia civil Luz y Fuerza del Pueblo, en donde acordaron mantener una huelga de pagos y poner sus propios medios para obtener energía eléctrica, estableciendo cuotas justas para el mantenimiento de sus medios y trabajadores. Ejemplos como éstos se extienden a otros municipios de Chiapas como Tila, Nicolás Ruíz y Oxchuc, que han decidido ser autónomos y elegir sus propias leyes.
Cherán, Michoacán, es otro ejemplo de autogobierno, en donde la comunidad purépecha acordó organizar una guardia comunitaria para resguardar y defender sus vecindarios que fueron asediados por el crimen organizado y las autoridades corruptas, hoy su lema es: “Para la defensa de nuestros bosques, para la seguridad de nuestros comuneros”.
En la zona del ajusco medio en la Ciudad de México, se ha ido conformando un grupo de colonos, principalmente de la delegación Tlalpan, algunos otros de la Magdalena Contreras, que se han organizado por más de 30 años para resolver los cobros elevados de servicios de agua, luz y el predial, y hasta ahora han logrado establecer cuotas justas de pago.
Los pueblos de la cuenca del Atoyac, Veracruz, han hecho efectiva la defensa del agua del río Atoyac, dejando claro que ésta sólo puede ser usada para el beneficio colectivo de los pueblos y comunidades y no para la satisfacción de intereses privados, como: cerveceras, alcoholeras y otro tipo de industrias. Ahora que la Coordinadora de Pueblos en Defensa del Río Atoyac se ha sumado a la NCCP, están planeando realizar una Ley Popular, tal como lo hicieran las y los zapatistas de 1911: el Acuerdo de Atoyac, en el cual se recuperarán las experiencias previas, para garantizar entre los pueblos que se respete y profundice la defensa y organización comunitaria en torno al río y a sus comunidades.
Otras de las luchas de suma importancia, en donde la gente se ha atrevido a decidir su rumbo y echar a los gobiernos neoliberales de su patria, son el proceso bolivariano, en Venezuela, y Bolivia.
En Venezuela, el proceso de organización desde los barrios y colonias se potenció desde la revolución bolivariana, un ejemplo de ello es el barrio de Catuche, que ha sido una zona de conflicto entre pandillas armadas pero que las madres de familia le pusieron fin, firmando un acuerdo de paz para evitar que sus hijos se siguieran asesinando, del 2006 a la fecha no se ha vuelto asesinar a ningún jóven. Hoy, en Venezuela, la gente se sigue organizando y estableciendo leyes populares, que es en donde ha radicado su fuerza contra la oposición imperialista que hoy propicia los episodios de violencia.
En la Nueva Constituyente Ciudadana-Popular le apostamos a la conformación y multiplicación de los gobiernos populares para poder llegar a un proceso constituyente, sabemos que para echar al estado criminal, que hoy mal gobierna a México, es necesario trascender los procesos autónomos aislados, la liberación de nuestra patria tiene que conformar una articulación de nuestros pueblos. Así nos lo han demostrado nuestros hermanos y hermanas de Cuba, Venezuela y Bolivia.