“La gente está harta de leer el número de muertos de la semana. Está hasta la madre del tratamiento epidérmico, frívolo e irresponsable de la información. Yo creo que si tú pones en el centro la historia de las personas, volvemos a humanizar, recuperamos la dignidad y la gente puede volver a gritar, a inconformarse, a protestar por esto que está pasando. Es una forma de que, en lugar de rendirse ante la muerte, asuma un papel más consciente, más digno”
-Javier Valdez Cárdenas
Vidas del 3 al 15:
3 de mayo, Palmarito Tochoapan, Puebla: En un enfrentamiento entre efectivos del Ejército Mexicano y civiles, quienes supuestamente se encontraban robando combustible de los ductos de PEMEX. Mueren 6 civiles y 4 militares, y queda grabado por diferentes cámaras, como uno de los civiles, es ejecutado por el disparo de uno de los militares. El ejército tendría que haber garantizado que se llevara a juicio al presunto ladrón de combustible, y en el juicio se tendría que haber valorado si en verdad era culpable o no. Arrebatar la vida de un civil, incluso cuando este fuera culpable de lo que se le acusa, es un acto totalmente anticonstitucional y violatorio del derecho más esencial de todos: el derecho a la vida. Con este inicio de mes, vuelve a hacerse eco de lo que sacudiera las entrañas de este país durante septiembre del 2014: la responsabilidad inocultable del estado, a través del ejército mexicano, en los asesinatos y desapariciones de Tlatlaya y Ayotzinapa.
3 de mayo, Ciudad de México: se encontró a una joven asesinada en la Ciudad Universitaria de la UNAM, en un estado en la que el nivel de violencia es mucho menor en comparación con el de otros estados como el Estado de México o Morelos. Sin embrago, este hecho, anuncia que incluso en aquellos lugares que se consideraban fuera del alcance de la violencia generalizada que se vive a lo largo y ancho de México, están más penetrados por la descomposición de lo que se creía. La indignación que causó el asesinato de Lesvy Berlin Ososrio, provocó la movilización de la población estudiantil, organizaciones feministas y de organizaciones dedicadas a la búsqueda y resolución de desaparecidos y asesinados. Algunos días después, su madre, en un acto público, condenando a las autoridades gubernamentales por tratar de sabotear la imagen de Lesvy para restarle importancia a este “incidente”, clamaba frente a una multitud de estudiantes:
“Yo lo que quiero recalcar es que no es posible que se siga cometiendo este tipo de abusos por parte de las autoridades, donde las mujeres siempre tenemos la culpa de lo que nos pasa, de nuestra realidad. Pareciera que nos gusta sufrir porque así vivimos: vivimos con violencia porque somos tontas, vivimos en la pobreza porque somos flojas, vivimos de la vida fácil porque decidimos o tenemos la necesidad de trabajar u ofrecer nuestro cuerpo. Y entonces nos van creando un mundo donde las mujeres son lo peor. Ni siendo niñas nos salvamos de eso.”
5 de mayo, Veracruz: fue asesinado el ambientalista veracruzano-norteamericano Gordon Storm, habitante de Teocelo, quien impulsaba varios trabajos comunitarios independientes para cuidar la naturaleza, así como para mejorar las condiciones de vida de la localidad en la que residía, entre las que se contaban proyectos de reciclaje de basura, clases gratuitas de yoga, trabajo con la población joven para prevenir el consumo de drogas, entre otras actividades que contribuían a mejorar el tejido comunitario y las condiciones de vida en Teocelo.
Tan solo unos días después, el 8 de mayo, se encontró otro cadáver dentro de la UNAM. El cadáver, según los forenses, llevaba alrededor de un mes en el sitio en el que se encontró, y sigue sin conocerse de manera pública su identidad y la razón de su muerte.
10 de mayo, día de las madres, Tamaulipas: Miriam Rodríguez fue asesinada en su casa. Ella se encontraba luchando por justicia para su hija, quien fue víctima de feminicidio y a quien se le encontró en una fosa clandestina. Desde que le arrebataran a su hija, Miriam no cesó nunca la denuncia de la violencia que se vive en Tamaulipas, el estado con el mayor número de desaparecidos a nivel nacional. La manera en que Miriam comprendió que podría hacerse justicia para su hija y ser congruente con el profundo amor que le profesaba, era luchando precisamente porque nadie más tuviera que sentir su dolor.
14 de mayo, Mexicali: En un baldío de la colonia Palmar de Orizaba, se halló el cadáver de una mujer joven, desnuda de la cintura para abajo, a la cual le infirieron una brutal herida con cuchillo en su zona genital, y a pesar de esto, las autoridades siguen preguntándose si este caso es o no es un feminicidio. Si entendemos el feminicidio como el asesinato de una mujer, motivado por el simple hecho de ser mujer; las heridas del cuchillo resultan una evidencia brutal del grado que ha alcanzado la violencia machista en nuestro país. Hace tan solo algunos meses, en relación a la violencia machista y el narcotráfico en México, Zibechi invitaba a la reflexión: “Hago la pregunta al revés: ¿qué pasaría con esos jóvenes de los sectores populares pobres si no hubiera narco ni feminicidios, dónde estarían? […] El sistema aprendió a utilizar al narco contra los sectores populares como una forma de disciplinamiento y control en espacios a cielo abierto, en cada caso con una lógica particular. […] ¿Cuándo sucedió que el cuerpo de la mujer no es sólo matado sino descuartizado? Tomemos como ejemplo el descuartizamiento de Tupac Amaru, [líder indígena, inca, quien liderara la lucha en contra de la colonización en nuestro continente]: cuando lo descuartizaron, descuartizaron también a un pueblo entero. La violencia contra la mujer no es sólo material sino simbólica, es hacer en una y enviar un mensaje a todas”.
15 de mayo, Sinaloa: el periodista Javier Valdez Cárdenas, quien de manera valiente y entregada dedicó su trabajo periodístico a desenmascarar las relaciones del narcotráfico con el gobierno, fue asesinado en Culiacán. Acabaron con su vida, pero sus palabras seguirán denunciando y perturbando la frágil tranquilidad de quienes hoy dominan al país.
En los casos aquí contados, como en tantos miles que se suman desde que iniciara la Guerra contra el Narcotráfico, las autoridades han dado la menor cantidad de información que les ha sido posible, y parecer ser que, su apuesta sigue siendo la misma. Según sus cálculos, unas semanas bastarán para que los rostros, los sueños, la vida de estas personas, queden sepultados en el olvido.
El teatro de los números y los responsables tras bambalinas
El 9 de mayo, el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés), con sede en Londres, a través de un estudio sobre violencia, coloca a México como el segundo país más violento a nivel mundial, siendo que el primer lugar lo ocupa Siria, país del Medio Oriente que se encuentra en guerra abierta y en una situación de ocupación por el imperialismo estadounidense y las fuerzas irregulares que de manera velada, responden a sus intereses político-económicos, como sucede con grupos paramilitares, terroristas y fundamentalistas como ISIS.
La distinción que se hace sobre el grado de violencia que se vive en México, es con base en la cantidad total de homicidios dolosos (es decir, asesinatos), que se cometieron en nuestro país, que según cifras del IISS, alcanza un total de 23, 000 durante el año 2016. No sobra señalar que el estudio del IISS, aunque pretende neutralidad a través de la supuesta legitimidad que le dan sus estadísticas y su gráficas, señala que el Estado Mexicano es un “Estado débil”, y de esto a decir que es un Estado Fallido, y que por lo mismo, precisa de fuerzas (militares) externas para solucionar la crisis de violencia por la que atraviesa nuestro país, hay un solo paso. Es decir, los resultados de este estudio, pueden ser utilizados para legitimar la profundización de la militarización y el ejercicio de tareas que corresponderían a la policía por parte del ejército mexicano, e incluso de fuerzas extranjeras.
En torno a este estudio, ha habido señalamientos tanto gubernamentales como independientes sobre la manipulación de la estadística. Y como era de esperarse, la respuesta del gobierno niega totalmente los resultados y declaraciones de la investigación del IISS, señalando que utiliza metodologías inciertas (situación con la cual podemos coincidir). La Secretaría de Gobierno continúa en su respuesta, haciendo un esfuerzo patético por tratar de desautorizar al IISS, señalando que en 2016 fueron asesinadas 20 789 personas, no las 23 000 que cuenta el IISS, como si con reducir ligeramente la cifra, la violencia real que se vive en todo el país, pudiera ser ocultada.
Cabe destacar que independientemente de que México no fuera el segundo lugar más violento a nivel mundial; no podemos ser indiferentes frente a las muertes, desapariciones y desplazamientos internos que se cuentan por miles, y en los que hay una clara participación no solo del crimen organizado, sino que también del Estado mexicano en sus tres niveles de gobierno, en conjunto con las empresas trasnacionales, que tanto han lucrado a expensas de la muerte y la miseria que domina y se profundiza en todo el país.
En lo que va de mayo, el clima de violencia se ha cobrado muchas más vidas de las que en esta editorial se cuentan. Mientras se concluye la redacción de esta editorial, en medios se da a conocer el asesinato reciente de la subdirectora del Semanario “El Costeño”, de Jalisco, Sonia Córdova, y de su hijo, Héctor Jonathan, quien también se iniciaba en el oficio de periodista; quienes fueron atacados a tiros en la vía pública.
Periodistas, mujeres, jóvenes, ambientalistas, madres en búsqueda de sus desaparecidos, migrantes, trabajadores y trabajadoras, civiles a quienes se les niega la justicia. El nombre de la gran mayoría de asesinados permanecerá en el anonimato, y sus historias, sus dolores y sus sueños caerán en el olvido, a no ser de que nos propongamos recuperarlos, tenerlos presentes con nosotros todos los días, pero sobre todo, a no ser de que actuemos en consecuencia.
De nueva cuenta se hace explícita la necesidad de refundar nuestra nación, tal como lo recomendara el Tribunal Permanente de los Pueblos, en noviembre del 2014, a la sombra de los crímenes de Estado de Ayotzinapa y Tlatlaya. En México no hay un Estado Fallido, a lo que nos enfrentamos es a un Estado Criminal, a un narcogobierno el cual se ha valido de la violencia para aterrorizar y controlar a la población, con el fin de entregar con la menor cantidad de resistencias posibles, nuestros recursos, nuestro trabajo y nuestras vidas a los intereses del imperialismo estadounidense y a las empresas extranjeras en general.
Este escenario de muerte, se ha instrumentado a partir de las reformas estructurales, así como de la estrategia de seguridad entre México y Estados Unidos conocida como “Iniciativa Mérida”, que resulta una pieza clave en la implementación tanto de los Tratados de Libre Comercio de América del Norte, como de la doctrina militar en boga del imperialismo estadounidense, la llamada “Guerra Híbrida”, la cual se centra en el uso de fuerzas militares que no son reconocidas como ejércitos regulares, es decir, se vale de fuerzas paramilitares financiadas, entrenadas y alentadas por el aparato bélico y de inteligencia estadounidense, tal como ha sucedido con el narcotráfico en México o con los grupos fundamentalistas-terroristas en Medio Oriente.
Yo te nombro:
Desde la Nueva Constituyente Ciudadana Popular, tenemos la convicción de que la única forma de recordar los nombres de quienes en lo que va de este mes han perdido la vida, así como de todas las víctimas de por lo menos los últimos tres sexenios, es organizándonos para hacer un cambio que venga desde la raíz. En este sentido, sentimos como nuestras y nos comprometemos con las palabras que la madre de Lesvy Berlin Osorio compartiera en la manifestación realizada al interior de la UNAM, en reclamo de justicia para su hija, Lesvy:
“Creo que ella está con cada uno de ustedes, cada una de las personas que se están manifestando no sólo aquí, sino en otros lugares donde pueden tener otra religión, otro color de piel, otra lengua, y están manifestando su solidaridad con nuestra hija. Porque esto se armó prácticamente de un día para otro y vean la magnitud: cuando queremos hacer algo lo podemos hacer. Queremos que se escuche nuestra palabra y lo podemos hacer. […]
Creo que es momento para que nos podamos conocer y seguirnos manifestando y entrelazando nuestros dolores, sí, pero también nuestras esperanzas. No podemos ser un pueblo que viva del miedo, sino que tenemos que ser un pueblo con esperanza. Pero con una esperanza real, una esperanza bien entendida, no un eslogan. Yo les pido que no cesen en las formas en que puedan manifestarse, no sólo con la cuestión de nuestra hija, sino con todas las personas que ahorita no tienen voz. Si hay oportunidad de que se pueda crear este tipo de espacios, lo hagamos. […]
Yo creo que cada uno de ustedes son ejemplo vivo de lo que también era mi hija. Veo sus caras, veo muchas esperanzas y veo que mi hija tenía una misión muy grande y estoy empezando a entenderla”.
Por Lesvy, Miriam y su hija, Javier, Gordon, Sonia, Héctor y por todas aquellas y aquellos a quienes se les arrebató la vida, sin que su muerte llegara tan siquiera a ser noticia. Caminemos teniendo presentes sus nombres, con la convicción y la fuerza de saber que la única manera genuina de recordarles, será haciendo justicia, quitando al malgobierno que nos mata, nos roba y nos oprime, y construyendo un país y una forma de gobierno diferente, desde el pueblo y para el pueblo, en el que por encima de todo, se garantice el derecho a la vida digna, y a la paz. Por y con todas las y los que han perecido víctimas de esta guerra que ha desatado el narco-Estado mexicano en contra del pueblo, y aspirando a convertir el sueño de la nueva constituyente en una esperanza real de cambio, capaz de subvertir el reinado de la muerte para que triunfe la vida, nos comprometemos a Refundar la Nación.