Criminalizar migrantes y militarizar fronteras es mucho mejor que no permitir el libre tránsito de personas y abrir corredores humanitarios. Es mucho mejor para la criminalidad organizada, parar las empresas que venden armas y herramientas para el control fronterizo, es mucho mejor para los países que, después de explotar anchos territorios y poblaciones, no quieren compartir las ventajas adquiridas con los explotados. Es mucho mejor para políticos sin ideas y sin almas que pueden gritar a las orejas de sus pueblos-ovejas que tienen que votarles si no quieren ser invadidos por gente ajena y, por supuesto, incivil.
Esto es lo que pasa en la ruta americana y esto es lo que pasa en la ruta europea. Los mismos patrones desarrollados en ambos lados del charco atlántico. Más de 230 millones de personas en el mundo están involucradas en el tema migratorio, debido a la falta de empleo, a la violencia y a las guerras, muchas veces provocadas por los mismos países donde la gente intenta migrar. Provocadas para aprovechar y explotar territorios y recursos naturales, para que quien tiene tenga más y quien es pobre desaparezca. Esta es la llamada “época de la globalización”, manejada por los poderosos que sueñan ser “dueños del mundo”; un sueño antiguo, medieval, así como medievales son las herramientas que utilizan: arrogancia, violencia, miedo, injusticia, humillación, etc. No hay palabras frente a todo esto, solo sube la gana de llorar al ver cómo el hombre renunció a su humanidad para ir por los rumbos de desastre. Ciegos que hacen guías a otros ciegos.
Es así que millares de personas intentan cruzar África y el Mediterráneo para llegar a Europa, así como millares de centroamericanos pasan por México para llegar en Estados Unidos. Cruzar África ya de por sí es peligroso, sobretodos en países como Libia o el Sahara donde a los migrantes pasa lo que ustedes bien conocen que pasa en México para los migrantes, para después cruzar el Mediterráneo en barcos viejos, llenos de gente y muchos no logran llegar.
Hasta ahora son como 170,000 personas que llegaron a Italia, más las que llegaron a Grecia, más las que nunca llegaron. Hasta ahora la trágica cuenta llega a 5000 personas que no lograron llegar. Solamente en este mes de noviembre más de1000 personas han desaparecidos en el mar, hombres, mujeres, niños. No hay diferencia. El mar se come todos. Se estima que en el 2015 aproximadamente un millón de personas cruzaron el Mediterráneo, 850,000 hacia Grecia y 150,000 hacia Italia. Y frente a todo esto, qué hace Europa?, qué hace Italia? Simplemente buscan acuerdos con los dictadores de donde huye la gente para que no la dejen huir, les dan dinero, les venden armas y tecnologías (que buen negocio para las empresas europeas!) para que sus víctimas se queden en el terror en sus Países y no vengan a molestar en Europa. Así hicieron acuerdos con Turquía (donde tienen que quedarse los sirios, trabajando como mano de obra barrada para empresas turcas), con Sudán, con Gambia, entre otros.
Estamos frente a una política descarada y clara de eliminación de poblaciones enteras para defender la primacía de los negocios de los poderosos. Está tan claro que parece imposible que la gente no se entere de esto. Es tan sencillo de comprender que parece imposible que puedan hacer lo que hacen, pero no, al parecer no está tan claro. Antes de empezar esta práctica de exterminio los poderosos (hablo sobretodo de bancos y transnacionales y no solamente de los políticos que, pobrecitos, son sus títeres. Piensen ustedes lo humillante que debe ser vivir con la claridad de que vendieron su humanidad por un dinerito (o tal vez fueran treinta dineritos), ellos se adueñaron de los medios de comunicación, cuidadosamente cerraron los espacios de discusión y criminalizaron las experiencias de autodeterminación (muy peligrosas para el poder). En otras palabras mataron la democracia y empobrecieron la política, de manera que no haya nadie que pueda molestarles y si alguien intenta hacerlo tiene que enfrentar todos los poderes del Estado y la furia de los medios/servidores de comunicación.
Hermanos, no puedo más que llorar por todos estos. Por los que tienen que salir de sus hogares, por los que no llegan a su meta y también por los que piensan ser dueños del mundo mientras viven en la humillación de no ser hombres libres sino servidores del dinero, y no le sale de la cabeza ni del corazón la pregunta: ¿por qué vivir así?