Los constantes ataques a Venezuela han estado ligados a la apropiación de sus recursos naturales y energéticos, estratégicos para el imperio. El 20 de mayo pasado se creó el plan Operación Constitución para deponer a Maduro y llevarlo a juicio. Éste último fue promovido por el gobierno estadounidense, a través de la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo Secretario General es: Luis Almagro, uno de los líderes que encabeza la conspiración contra la República Bolivariana.
La participación del gobierno colombiano de Juan Manuel Santos es inminente, hace tiempo rompió todas sus relaciones con el gobierno Venezolano y pasó a liderar la campaña internacional que condena la «dictadura de Maduro» y pide un cambio «pacífico» de régimen. Además de haber instalado 7 bases militares yanquis que amenazan constantemente a Venezuela, con el fin de tener el control total dentro de América Latina. Ahora, el nuevo presidente colombiano, Iván Duque, quien pretende continuar con las políticas neoliberales de Álvaro Uribe, hace poco realizó una visita a Washington, del 1 al 5 de julio, en donde los temas principales fueron: el combate al narcotráfico y la desestabilización del gobierno de Nicolás Maduro, y para ello, utilizarán tanto a paramilitares como a narcotraficantes en acciones terroristas, desatando así una guerra civil, que posibilite la intervención militar en Venezuela.
La Revolución Bolivariana ha logrado encarnar un verdadero gobierno popular, en medio de un continente inundado por políticas neoliberales, ha sido la principal articuladora de espacios continentales como el ALBA, la UNASUR y Petrocaribe, que han promovido la unidad latinoamericana.
Hoy, la defensa de la Venezuela bolivariana de las fauces del imperio yanqui, es fundamental, si aspiramos a la liberación de Nuestra América.