En las últimas semanas se colocó en primera plana la cuestión energética. Se anunciaron números rojos en las finanzas y nombramientos por parte del presidente electo de las instituciones que se harán cargo de estos asuntos. La cuestión energética será el debate más fuerte del próximo sexenio, por ser la columna vertebral de la economía y de la soberanía nacional. En esto entra el tema del agua -a propósito del decreto de Peña Nieto que privatizaría aquel recurso esencial- pues la obtención de energía cada vez depende más de ella (caso del Gas Shale) y viceversa, pues para crear nuevas fuentes de agua potable se hace necesaria mucha energía para perforar y bombear de pozos profundos, la construcción de obras hidráulicas como trasvases y las famosas desalinizadoras. Sumémosle a esto el despojo de aquel bien para el refinamiento de minerales y la propia construcción de hidroeléctricas que sólo generan energía privatizada, agotando los recursos y expropiando a las comunidades sus tierras, valles y montes.
La semana pasada se anunció una caída de 191 mil millones de pesos en la recaudación del sector energético a la par que se invertirán 300 mil millones de inversión en 3 años. Nos faltará dinero y nos faltará luz. Atentos, porque si hay menos petróleo se querrá sacar más gas no convencional, conseguido con el fracking o el petróleo de la Lacandona. Ese déficit energético se aliviana, si bien, en el mediano plazo con fuentes alternativas a los hidrocarburos, sin embargo el déficit presupuestario que anuncia AMLO hará que más temprano que tarde los sacrificados sean los ingresos del pueblo. La gasolina continúa aumentando y parece que lo seguirá haciendo hasta alcanzar el acuerdo con las patronales: por encima de los 20 pesos hacia el final del mandato de EPN. Será difícil, a diferencia de cómo sucedió en otros países de América Latina en las últimas décadas, que el próximo gobierno logre quedar bien con dios y con el diablo, con los jefes y con el pueblo. Deberemos comenzar la disputa desde ahora.
Mientras, los funcionarios que López Obrador acaba de nombrar para lo energético -Octavio Romero Oropeza en Pemex, Rocío Nahle en SENER, pero sobre todo Manuel Bartlett (¡El operador del fraude de 88!) en CFE- se ven tímidos, por decirlo de una manera elegante, ante el tamaño de la pelea que vendrá. Ni qué decir acerca de las últimas declaraciones del próximo presidente en torno a la ratificación de no derogar ni un punto de la trágica Reforma Energética, indiscutible responsable de la situación crítica que aquí se describe.
Como movimientos populares debemos debatir la cuestión energética, más allá de que debe ser nacional, sino en cambiar la matriz energética por una más respetuosa de los territorios, y un consumo eficiente, enfocado en las necesidades nacionales.
Hay varios ejemplos en la historia de América latina, de como la nacionalización energética ha llevado a una radicalización de la lucha general contra el capital trasnacional gringo. Hace más de 100 años un general General de brigada José Sabino Díaz, del Ejército Libertador del Sur presentaba un proyecto para la nacionalización petrolera. Así decía:
- Universalmente está reconocido que la república mexicana es una de las primeras naciones del mundo como productora de petróleo.
- Igualmente está reconocido que el petróleo es un artículo de primer orden, dada su im- portancia en las aplicaciones que tiene en las industrias modernas.
- También está demostrado que la producción de combustible líquido es o puede ser en pozos como el de La Corona, en el Pánuco, de 180 mil barriles diarios, con un valor de 5.4 millones al mes, o sea, 60 millones de pesos anuales.
- Que a los productos de La Corona deben adicionarse los de Potrero del Llano, Juan Ca- siano, mexican Oil Co., El Alamo y otros muchos más que existen en nuestro resto territorial.
- Que no es equitativo que un país que tiene tales fuentes de riqueza, su gobierno sólo pueda percibir un 20 por ciento de la producción total y más aún en los críticos momentos actuales.
- Que para evitar los préstamos forzosos que siempre son onerosos, así como el papel moneda defectuoso, que facilita en alto grado la criminal labor de los falsificadores, el gobierno se incaute de la explotación del expresado combustible. Con cuyo hecho se remediará la actual situación, salvándose a la patria, recordando las celebres frases del licenciado Sebastián Lerdo de Tejada, cuando nuestra querida patria se encontraba en peligro por la intención de maximi- liano de Habsburgo, “Ahora o nunca”. Pues dadas las actuales circunstancias, o salvamos a méxico con el petróleo o lo hemos perdido para siempre.
General de brigada José Sabino Díaz, Ejército Libertador.