Segunda Asamblea Nacional. Texto 1

Situación política y propuestas de acción política

 

 

Queremos actualizar las opiniones vertidas en el documento presentado en la reunión nacional de la comisión de enlace y organización realizada el 18 de septiembre de 20015, que aquí anexamos. Para tal propósito incorporamos algunas de las observaciones vertidas ese día y otras que se han planteado como interrogantes en algunas reuniones de la Constituyente Ciudadana Popular (CCP) durante las últimas semanas.

 

Coyuntura política o contexto en el que se inscribe la Constituyente

Algo que no debemos evadir son los tiempos políticos en que se desenvuelve la construcción de la Constituyente Ciudadana Popular. Destacan entre esos tiempos o dimensiones de la situación política los siguientes: a) la crisis de la formación social capitalista; b) el debilitamiento acelerado de la hegemonía estadounidense: c) la crisis del régimen político oligárquico y del Estado mexicano y d) el tiempo de desobediencia e insurgencia que está germinando entre amplios sectores de la población.

Empecemos por el final, con los incisos c y d; con lo propiamente político, que de muchas maneras constituye una síntesis de los demás aspectos.

La crisis de legitimidad y legalidad del régimen y del gobierno de Enrique Peña Nieto tiende a convertirse en una crisis de Estado y del sistema de dominación oligárquico. Cuatro procesos o hechos convergen para ello: el origen golpista y fraudulento de los gobiernos que se han sucedido desde 1988; la masacre de Iguala y la desaparición de los 43 normalistas, el agudizamiento de la crisis social y las múltiples resistencias al capitalismo neoliberal.

Iguala constituye el parteaguas de la crisis actual. Por las pruebas y la información acumulada todo indica que los responsables directos de la matanza de Iguala y la desaparición de los normalistas son Peña Nieto y los integrantes del Gabinete de Seguridad Nacional: el Secretario de Seguridad Pública; el Secretario de Gobernación; el Secretario de la Defensa Nacional; el Secretario de Marina; el Comisionado de la Policía Federal y el Subsecretario de Política Criminal. La decisión del crimen se tomó entre ellos. Además, en el hecho están comprometidos, por acción y omisión, los principales partidos de la derecha y de la izquierda electoral, incluidas sus figuras más representativas.

Al frente del gobierno nacional se encuentra una pandilla de asesinos y delincuentes que debe ser enjuiciada. El gobierno de Peña Nieto debe dimitir. La complicidad de todos esos personajes es tal que se han vuelto intocables porque todos tienen las manos manchadas de sangre. Conscientes de su responsabilidad compartida y por ello de su impunidad el secretario de Defensa hace política, amenaza y gritonea sin parar, a Murillo Karam se le premia, al señor Chong se le mantiene en Gobernación a pesar de la escandalosa fuga del Chapo Guzmán.

En ese contexto, la ruptura entre la sociedad civil y el Estado sigue profundizándose. La punta del iceberg es el desgaste de la figura presidencial y de la clase política junto al sistema de partidos. Sin embargo, la crisis y el deterioro se extienden a las instituciones estratégicas del Estado Mexicano y del sistema de dominación visto como un todo. Afecta al Ejército, al poder judicial y legislativo, al gabinete económico y a los medios de comunicación. A las iglesias, las escuelas y a los aparatos culturales, a los sindicatos y asociaciones agrarias oficiales o semioficialitas, entre otras instancias de control social. Y paulatinamente se extiende a los núcleos oligárquicos y trasnacionales del empresariado, quienes junto con un sector de empresarios medianos son los grandes beneficiarios de la economía criminal y de la depredación neocolonial de la economía mexicana. Su podredumbre es uno más de los rasgos más elocuentes de la decadencia de una economía centrada en la ganancia a toda costa y de la quiebra ética de un régimen político que para sobrevivir exacerba sus rasgos más despóticos, criminales y totalitarios.

Contra lo que pudiera pensarse el desgaste del régimen se hizo patente durante el proceso electoral del 7 de junio. Los resultados hablan de la volatilidad del voto, del comportamiento impredecible de las clientelas electorales. Los virajes del electorado en Nuevo León, Jalisco, Estado de México y Distrito Federal son elocuentes. Además de fenómenos como el ocurrido en la delegación Benito Juárez de la Ciudad de México, una de la zonas más ricas del país, donde se produjo el más alto porcentaje de anulación del voto, el 14 por ciento según la contabilidad inicial. El nivel de abstención y voto nulo, uno de los más altos de los más recientes procesos electorales intermedios, fue amortiguado en términos estadísticos por la manipulación electoral al que se le restaron alrededor de 6 millones de empadronados. En mayo de este año, Lorenzo Córdova informó que estaban en condición de votar más de 83 millones de los poco más de 87 millones de empadronados de la lista nominal y a la hora de hacer el recuento, no se tomaron los 83… sino 77 y fracción.

Otro hecho relevante del momento actual reside en que la crisis política se produce en una coyuntura muy especial, que por su temporalidad será de mediana duración, cuando menos, y se empalmará con el proceso electoral de 2018: El estancamiento económico se agudizará los próximos dos años. Todas las expectativas del Fondo Monetario, el Banco Mundial y la OCDE, se ajustaron a la baja, tanto para México como para los Estados Unidos. La crisis social va en aumento: pobreza, desempleo, migraciones forzadas, violencia estatal y social, destrucción de derechos, racismo, violencia hacia las mujeres, jóvenes e infantes.

La recesión o el estancamiento se extienden a los principales centros de la economía mundial. Las pugnas entre diversos proyectos de capitalismo han cobrado una dimensión que amenaza con desatar una nueva guerra mundial. El fundamentalismo religioso, los fascismos, las guerras coloniales financiados todos desde los Estados Unidos y los estados comparsa como Arabia Saudita, Israel, Alemania, Francia, Italia, España e Inglaterra, entre otros, ha llevado la guerra a escenarios que recuerdan a los vividos durante la Guerra Fría. Todo esto pasa por México, en la medida que nos convirtieron en la principal plataforma de despliegue de los tratados de libre comercio hegemonizados por los Estados Unidos y en un Protectorado a su servicio que sirve para depredar nuestro territorio y la fuerza de trabajo mesoamericana.

La crisis política nacional se ve impactada por la inestabilidad monetaria y la pérdida de poder y capacidad hegemónica de Estados Unidos en el hemisferio y en todo el mundo ante el relanzamiento de Rusia como potencia militar mundial y de China como la principal economía del mundo, quienes se han convertido en el centro de múltiples alianzas económicas y político militares como las producidas en el Medio Oriente con Irán, Siria e Irak, introduciendo un factor que acelera la decadencia estadounidense como centro del poder capitalista mundial.

La alta burocracia, sus partidos, los empresarios encumbrados y los Estados Unidos entre otros estados imperialistas, esperan que el torrente de descontento y la crisis política se ahoguen en el proceso electoral de 2018. Jornada que más allá de las polémicas, debemos tomar como una referencia importante del proceso político que estamos viviendo. El problema de nuestro pueblo y de la Constituyente es el de cómo contribuir a la unidad y potenciación de la lucha para que se vayan, para que salgan del gobierno los responsables de la catástrofe nacional, cómo estimular la construcción de nuevas formas de gobierno y de participación social desde la base, asentadas en diversos proyectos de comunidad y de dignificación de la personas, en la perspectiva de la refundación nacional.

Para esto no debemos sucumbir ante el romanticismo electoral ni ante el romanticismo ultraizquierdista. Ante quienes suponen que todo se arregla con propagandistas electorales que cuiden las casillas de votación el día de las elecciones presidenciales, al margen de los procesos de resistencia e insurgencia civil pacífica y, ante quienes postulan una estrategia centrada en la violencia. Los primeros, totalmente subordinados a las condiciones que impone el régimen, repitiendo los fracasos de 1988 y 2006; los segundos, a través de enfrentamientos frontales que abortan toda posibilidad de resistencia y desobediencia civil pacífica compuesta por millones de personas (fuerza necesaria para el cambio democrático y la neutralización de la fuerza represiva de la camarilla oligárquica y trasnacional que hoy usurpa la representación del Estado y la nación).

 

Propuestas de Acción Política

1.- Proseguir con la formación de los Comités Estatales en los estados faltantes. La discusión y elaboración de propuestas en torno a la Constitución a través de actividades diversas como las diseñadas en cada comité y en las asambleas nacionales.

2.- Presentar la propuesta sobre las bases éticas de una nueva Constitución el 5 de febrero de 2016; además de la realización de foros en todos los lugares donde contamos con grupos organizados. El 6 de febrero realización de un foro para intercambiar nuestras experiencias con las de representantes de procesos constituyentes como el boliviano, el ecuatoriano y el venezolano entre otros.

3.- Realización de asambleas representativas a nivel estatal para nombrar a las y los representantes de la Coordinación Nacional que habrá de sesionar regularmente y participarán en las Coordinaciones Regionales.

4.- Tercera Asamblea Nacional en mayo de 2016.

5.- Organización de una campaña nacional para llevar a juicio a Enrique Peña Nieto y a su gobierno por el crimen de Ayotzinapa y por los que resulten responsables. De resultar culpables exigir su dimisión. Para ello la Constituyente Ciudadana Popular debe llamar a integrar un espacio ciudadano, donde las y los participantes suscriban la propuesta a título individual, independientemente de si gozan o no del apoyo abierto de sus organizaciones civiles y sociales en el caso de que pertenezcan a alguna. En dicho espacio se presentaran propuestas sobre cómo organizar la campaña para enjuiciar a Peña Nieto y su gobierno y en caso necesario para exigir su dimisión. Todas estas actividades sin menoscabo de nuestro plan general de construcción de las bases del nuevo constituyente y de la redacción de un proyecto de Carta Magna.

6.- Vincularnos de forma explícita a todas las resistencias locales y sectoriales.

 

 


Anexo

Documento presentado en la reunión nacional de la comisión de enlace y organización realizada el 18 de septiembre de 2015

Elementos para el análisis de la situación política

A. Perspectivas económicas

a.1) Diversos analistas coinciden en que el grueso de las principales economías del mundo presentan signos de desaceleración económica que pueden dar pie a una nueva crisis global más grave que la del 2008-2009. La expectativa de un crecimiento sostenido y dinámico de la economía estadounidense se vino abajo; se estima que en 2015 crecerá 2.3 % y no 3.1 %, mientras la producción industrial rondará el 1.9 % frente al 3.8 % esperado. La desaceleración de algunas economías emergentes es notoria, en particular de China que es ya la mayor economía mundial, además de Rusia y Brasil entre otros. La Unión Europea sigue atrapada por el problema griego y las dificultades de economías como las de Portugal, Italia y aún Francia.

A todo esto hay que sumar el recrudecimiento de las disputas estratégicas entre Estados Unidos, el bloque europeo y Japón, en contra de China y Rusia, Irán, Siria y los gobiernos progresistas de América Latina. La inestabilidad monetaria mundial, la caída de los precios de los productos primarios o materias primas es otro ingrediente.

a.2) Para un sector de académicos y políticos la crisis que viene puede convertirse en un desastre mayor a los vividos en las últimas décadas. Argumentan que la crisis de 2008-2009, sólo fue comparable con la Gran Depresión de 1929-33 y que lo que viene puede ser peor, porque el desarrollo económico se mueve en un nuevo marco histórico de decadencia que agrega nuevos factores o procesos de corte estructural que operan en la coyuntura inmediata: crisis socioambiental; agotamiento acelerado de recursos naturales fundamentales para la vida humana y el despliegue de la producción capitalista; deterioro de la hegemonía estadounidense. Agotamiento o erosión de las posibilidades de expansión a partir de burbujas como la inmobiliaria, o de la expansión ilimitada del gasto militar; además de la sobrepoblación, entre otros.

a.3) El debate sigue anclado en el carácter de la crisis; todo mundo coincide que es una crisis mayor, de carácter general o integral; civilizatoria le dicen algunos, menguando su especificidad capitalista. La diferencia es sobre las consecuencias políticas globales; unos insisten que es una crisis de decadencia que incluye la debacle paulatina y potencialmente explosiva del sistema y de los Estados Unidos, por lo que se debe apostar a la resistencia local y general. Otros suponen que en realidad el capitalismo puede existir indefinidamente y que más vale ponerse a resguardo porque no existen mayores posibilidades de hacer gran cosa frente a la lógica depredadora del sistema.

a.4) En México el escenario es de estancamiento como lo ha sido de 1982 a la fecha. Para la mayoría de economistas el crecimiento de la economía en tres años de gobierno neopriísta sumará en promedio el 1.9%. Lo que comparado con el crecimiento de la población es casi igual a cero. El escenario internacional ni las políticas internas son propicios para que esto cambie. Los efectos de las nuevas reformas económicas en el contexto mencionado agravaran la catástrofe social que padecemos. La desigualdad social va en aumento; la exclusión social con todas las secuelas de la pobreza será mayor. Los bajos salarios, la precarización del trabajo, los refugiados económicos, la violencia y la discriminación económica contra mujeres y hombres, jóvenes, ancianos y naciones y pueblos originarios, alcanzarán también a amplios estratos de las clases medias y de pequeños productores. Los giros negros y el carácter criminal del capitalismo neoliberal serán más omnipresentes.

a.5) Se habla conservadoramente de 63 millones de personas en condición de pobreza, de un total de 120 millones. Mientras eso ocurre, el 10 % de la población concentra 64.4 por ciento de la riqueza del país y, en cambio, el 90 %, según la organización Oxfam, se reparte el 35.6 por ciento restante. El 1 % más rico acapara el 43 por ciento de la riqueza total. Carlos Slim, Germán Larrea, Alberto Bailleres y Ricardo Salinas Pliego, poseen una fortuna que equivale a casi el 10 % del Producto Interno Bruto (PIB). Todos ellos hicieron sus fortunas al amparo del despojo o privatización de los bienes nacionales

La pobreza en México tiene que ver con los bajos salarios; los cuales son entre diez y 15 veces menores a los de Estados Unidos y Canadá. El “65 por ciento de los mexicanos con ocupación laboral (alrededor de 34 millones) obtiene como máximo de tres salarios mínimos para abajo”. En el futuro el 60 por ciento de la población no contará con una pensión al momento de su jubilación. Los feminicidios, el tráfico de personas, los refugiados económicos, la destrucción de ecosistemas, bienes naturales y economías sociales y comunitarias iran en aumento si no paramos a los administradores del caos económico y de la economía criminal. Si no hacemos retroceder el proceso de neocolonización de nuestros territorios.

a.6) Por lo pronto Carstens y Videgaray hablan de un largo periodo de ajuste y austeridad; de aprender a vivir con menos; de una larga etapa que va más allá del presente sexenio en la que no habrá visos de mejoría. Si se suman los ajustes al gasto público de 2015 y 2016, el ajuste presupuestal alcanza una cifra que va de los 300 a los 600 mil millones de pesos. Las probabilidades de insolvencia estatal para hacer frente a sus compromisos de pago de deudas y de financiamiento al gasto social está pendiendo sobre nuestras cabezas. Por ejemplo, para hacer atractiva la reforma petrolera bajaron el porcentaje de las ganancias que deberían entregar los capitales privados, del 40 al 30 %. Ganancias que antes iban a parar, al menos formalmente, al fondo público. La devaluación del dólar ha desatado una espiral inflacionaria de la que no se dice nada. Alimentos, vehículos, material de construcción, electrónicos, entre muchos otros productos han incrementado sus precios. El costo de la deuda se ha disparado y terminará por ser una loza mayor a la que hemos cargado por dinero que ni recibimos ni gastamos. Hace unos días La Jornada dio a conocer que en un lapso de 15 años, el pago de amortizaciones e intereses de la deuda externa del sector público consumió recursos por un monto que equivale a siete veces el saldo que tenía ese endeudamiento en 2000.

B. Perspectivas políticas

b.1) La implementación de las reformas o contrarreformas estructurales requiere de mayores dosis de autoritarismo y de control mediático. Tlatlaya, Ayotzinapa… nos son simples accidentes. Expresan la nueva tendencia de un Estado y de un régimen político que suprimió casi todo el entramado jurídico e institucional que permitía el ejercicio de derechos sociales significativos en beneficio de las clases trabajadoras a pesar de su sesgo pro empresarial y de su carácter especialmente discriminatorio en perjuicio de las y los indígenas. Ayotzinapa es el nuevo trato que les espera a los opositores, la normalidad en un contexto de recolonización o de ocupación integral del país; La instalación de una especie de estado de excepción permanente, de nueva dictadura cívico-militar-mediática, maquillada a través de procesos electorales fraudulentos, de simulación cultural, de supuestas guerras contra la delincuencia y de sistemas de administración de la pobreza.

b.2) Ayotzinapa marca el inicio de una nueva crisis de representatividad de la clase política y de las instituciones estatales. Pone en cuestión a todos los partidos del Estado por su corresponsabilidad en el crimen y coloca en el banquillo de los acusados al ejército y a las instituciones destinadas a la administración e impartición de justicia. El crimen de Ayotzinapa tiene por responsables directos al Poder Ejecutivo, al mismísimo Peña Nieto y a todos los integrantes del Consejo de Seguridad Nacional: Gobernación, PGR, Secretaria de la Defensa Nacional y Policía Federal. Los fraudes electorales, la impunidad y corrupción sin freno de los integrantes del Congreso de la Unión y del Instituto Nacional Electoral, completa el cuadro de un Estado que ha devenido en protectorado de los Estados Unidos al servicio de las trasnacionales. La crisis política del régimen es estructural, de legitimidad pero también de legalidad; los asaltos a la Constitución bajo el nombre de reformas estructurales son un aspecto del proceso de Golpes de Estado “Técnicos” que, al menos desde 1988, se han venido instrumentando a través de fraudes electorales y magnicidios.

b.3) La ruptura del Estado con la Sociedad Civil, con el pueblo se ha profundizado. Carece aún de canales de expresión que faciliten toda su potencialidad. Amplios sectores de las clases medias forman parte de los nuevos sustratos que alimenta las venas de la oposición al régimen. Las marchas y las muestras evidentes de hartazgo de campesinos, indígenas, mujeres, jóvenes y trabajadores son solo la punta del iceberg.

b.4) En las próximas semanas, al calor de los efectos de la crisis económica, del acumulado de afrentas, del desprestigio de Peña Nieto y de todo su gabinete, la lucha por la dimisión del gobierno ocupará un primer plano. Otras resistencias contra las “reformas” o golpes a los derechos humanos y sociales de mexicanos y mexicanas pueden ser influidas por el ambiente antigubernamental. La situación general es propicia para superar el carácter limitadamente político de las luchas gremiales; para trascender los discursos que ponen en el centro la unidad de la izquierda antes que la unidad de la nación. De las clases y mayorías nacionales frente a las clases antinacionales, frente a la burguesía imperial. En ese contexto habremos de construir las bases de la Constituyente Ciudadana Popular.

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