La resistencia popular a la ocupación de California en 1846

Los pueblos en la lucha por la refundación, fragmentos de nuestra historia. 

Durante la guerra entre México y Estados Unidos (1846-1848), las tropas estadounidenses avanzaron hacia el suroeste para ocupar el territorio mexicano, buscando a toda costa apoderarse de la región estratégica del noroeste mexicano que diera salida al Pacífico al expansionismo imperialista. Previamente al conflicto, grupos de estadounidenses armados con la doctrina del destino manifiesto y con claras pretensiones filibusteras, se habían “infiltrado” silenciosamente en California. Al estallar la guerra, estos grupos se arman de paramilitares buscando realizar una revolución a la texana y de esta forma anexar dicho territorio a la Unión Americana. Sus intenciones se ven obstaculizadas por la resistencia del pueblo de California, quienes ya conocían los resultados de la experiencia ocurrida en Texas. En este escenario ocurre la ocupación militar de California llevada a cabo por el Ejército yanqui entre julio y septiembre de 1846.

Ante la invasión extranjera, el poder establecido traiciona los esfuerzos patrióticos de la población y abandona el territorio sin presentar combate ni organizar la defensa popular, dejando el terreno “libre” al ejército extranjero. Esta actitud traicionera incluye el colaboracionismo de algunas autoridades locales y de sectores con estrechos lazos con los estadounidenses.  Las clases acomodadas también se plegan a los intereses invasores, buscando preservar sus privilegios.

En septiembre de 1946 se efectúa la rebelión popular de los californios frente a la ocupación del Ejército extranjero. El 23 de dicho mes un grupo de mexicanos realiza un ataque a una guarnición militar yanqui en la ciudad de Los Ángeles, hecho que da inicio a la organización e insurrección del pueblo frente a la invasión. La asamblea popular que se articula en defensa del territorio de California se constituye en un gobierno de hecho, pronunciandose a favor del combate a los invasores extranjeros y a la permanencia fiel a la nación mexicana. Compartimos el pronunciamiento con el que se emprende la resistencia popular a la ocupación de California:

“Ciudadanos: Por un mes y medio, debido a la lamentable fatalidad resultado de la cobardía y la incompetencia de las principales autoridades, nosotros nos hemos visto subyugados y oprimidos por una insignificante fuerza de aventureros de los Estados Unidos de Norteamérica, quienes, poniéndonos en condición pero que la de esclavos, están dictándonos leyes despóticas y arbitrarias, por medio de las cuales, cargándonos con contribuciones y onerosos impuestos, quieren destruir nuestras industrias y agricultura, y obligarnos a abandonar nuestra propiedad para ser tomada y repartida entre ellos. Y, ¿seremos capaces de permitirnos a nosotros mismos el ser subyugados, y aceptar en silencio la pesada cadena de la esclavitud? ¿Perderemos la tierra heredada de nuestros padres, la cual tanta sangre les costó? ¿Dejaremos a nuestras familias víctimas de la más bárbara servidumbre? ¿Esperaremos hasta ver a nuestras mujeres violadas, nuestros inocentes hijos azotados por el látigo americano, nuestra propiedad saqueada, nuestros templos profanados, arrastrando penosamente una vida llena de vergüenza y de desgracia? ¡No! ¡Mil veces no! Compatriotas, ¡La muerte antes que eso! ¿Quién no siente su corazón golpear y su sangre hervir al contemplar nuestra situación? ¿Quién será el mexicano que no se indigne y se levante en armas para expulsar a nuestros agresores? Nosotros creemos que no hay uno tan vil y tan cobarde. Por consiguiente, la mayoría de los habitantes de este distrito, justamente indignados ante la presencia de nuestros tiranos, levantamos el grito de guerra y, con las armas en mano, juramos apoyar a los artículos siguientes de este plan: 1. Nosotros, todos los habitantes del departamento de California, como miembros de la gran nación mexicana, declaramos que es y ha sido nuestro deseo pertenecer únicamente a ella, libre e independiente. 2. Por consiguiente, las autoridades intrusas maniobradas por las fuerzas invasoras de los Estados Unidos son consideradas inválidas e ilegítimas. 3. Juramos no dar descanso a nuestras armas hasta que los norteamericanos, enemigos de México, sean expulsados de la tierra mexicana. 4. Todo ciudadano mexicano de los 15 a los 60 años de edad que no tome las armas para apoyar este plan es declarado traidor, bajo pena de muerte. 5. Todo mexicano o extranjero que ayude directa o indirectamente a los enemigos de México será castigado de la misma manera. 6. Toda propiedad de residentes norteamericanos que hayan directa o indirectamente tomado parte o ayudado a los enemigos de México será confiscada y usada para los gastos de guerra y sus personas enviadas al interior de la República. 7. Todo el que se oponga al presente plan será pasado por las armas. 8. Todos los habitantes de Santa Bárbara y el Distrito Norte serán invitados inmediatamente a participar en este plan. Campo cerca de Los Ángeles, a 24 de septiembre de 1846”.

Del libro “La guerra del 47 y la resistencia popular a la ocupación” de Gilberto López y Rivas, Editorial Ocean Sur, 2009, páginas 136-138

 

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