El muro de la ignominia

La Constituyente opina:

Actualmente el gobierno de Estados Unidos está construyendo en la frontera Mexicali-Calexico un muro de 11 metros de alto, de los cuales 2 metros están bajo tierra. El muro es una variante de los ocho prototipos que presentaron y fabricaron seis empresas constructoras estadounidenses (Caddel, Yates, Fisher, Texas Sterling, KWR y Elta North America) y mide el doble del actual que atraviesa la mayor parte de la frontera que va desde Ciudad Juárez-El Paso hasta Tijuana-San Diego.

La nueva valla fronteriza es una compostura de una vieja barda, la cual desde hace tiempo el gobierno estadounidense tenía planes de reemplazar, así como presupuesto asignado para tal fin. Trump aprovechó tal requerimiento para instalar el nuevo modelo de muro.

El plan del magnate y político por edificar un gran nueva barda a lo largo de más de 3000 kilómetros de frontera entre México y Estados Unidos se encuentra actualmente detenido, ya que el Congreso federal estadounidense prohibió usar el dinero del presupuesto público para dicha obra. Si este megaproyecto no logra concretarse, el nuevo muro entre las ciudades de Mexicali y Calexico quedará como el único vestigio material de la política migratoria neo-fascista de Trump y su plan por edificar una muralla de odio. Será un símbolo y monumento a la intolerancia.

A la política anti-inmigrante de Trump se suma, aparte del muro de la ignominia, la militarización de la frontera. Hace un par de semanas el gobierno estadounidense anunció el envío de 4,000 efectivos de la Guardia Nacional para “resguardar” su frontera con México, mientras se termina de construir el muro. Esto ocurrió en los mismos días que Estados Unidos, en conjunto con Francia e Inglaterra, emprendía una serie de bombardeos en Siria.

El sábado pasado en un mitin en Michigan, Donald Trump dijo que si no se logra la “seguridad fronteriza” va a cerrar la frontera con México. En dicho discurso lanzó ataques contra la Caravana del Viacrucis Migrante, la cual fue dispersada y hostigada por autoridades migratorias y policiales mexicanas (siguiendo órdenes de Trump) y recibió amenazas de ataque armado por parte de grupos del narcotráfico, si ésta se atrevía a pasar por «sus territorios». El presidente estadounidense finalizó su mensaje diciendo que pese a todos los obstáculos, el muro se va a construir. “Vamos a construir el muro, ya empezamos”, dijo.

El día de hoy, lunes 30 de abril, el vicepresidente, Mike Pence, representante de uno de los sectores más ultraderechistas del Partido Republicano, visitó la frontera Calexico-Mexicali para recibir un informe sobre la construcción del nuevo muro. La visita fue recibida por manifestantes en ambos lados de la valla, quienes protestaban en contra del muro del odio/wall of hate.

Esta visita se da justamente cuando la caravana migrante, compuesta principalmente por familias centroamericanas, pasó por este punto fronterizo y actualmente se encuentra en Tijuana. Los migrantes que componen la caravana esperan recibir asilo humanitario por motivo de las condiciones de violencia y pobreza que se han desatado en sus países tras la adopción de políticas neoliberales impulsadas por el propio gobierno estadounidense. ¿Vendrá Pence a poner “orden” a esta convulsionada frontera?

Frente a las políticas de agresión del gobierno neofascista de Trump hacia la población mexicana y centroamericana, el gobierno de EPN ha respondido tibiamente de manera pública, mientras que en sus acciones concretas de política migratoria ha seguido lo dictado por Washington. Es una vergüenza nacional que el gobierno mexicano sea servil a los intereses de EEUU.

 

La Constituyente propone:

Hace tan sólo 10 días, el comité Mexicali de la Nueva Constituyente Ciudadana Popular realizó una marcha-procesión a la valla fronteriza ubicada al lado de la Garita II, en dicha ciudad. Asimismo, visitó el lugar donde se construye el nuevo muro en esta frontera. La movilización se convocó con la consigna “Abajo los muros” y su objetivo fue protestar contra las políticas migratorias de los gobiernos de Trump y Peña Nieto, además de hacer visible la violencia sistemática que se ejerce en contra de las y los migrantes.

La historia de México y Estados Unidos ha estado siempre interrelacionada. La relación entre ambos países es interdependiente y profunda. Desde su inicio, esta relación ha estado definida por los poderes económico y político de ambos países, quienes la han adecuado a sus intereses, en detrimento de los intereses y condiciones de vida de sus pueblos. El reto actual consiste en transformar esta lógica. Debemos generar una relación binacional construida desde los sectores populares de ambos países, una relación que represente los intereses de las mayorías.  

Para ello debemos convocar a una gran movilización y articulación binacional México-Estados Unidos. Crear una convergencia organizativa y popular que trascienda la frontera y los discursos de división de nuestros pueblos. Esta es una de las tareas fundamentales de la NCCP en la actualidad.

México se ha caracterizado por ser un país amigo de los migrantes.  En diversos momentos de su historia ha abierto sus puertas para recibir a los excluidos, marginados y perseguidos de otros países. La solidaridad es un rasgo constituyente del pueblo mexicano. Un país refundado debería de retomar esa base cultural para construir una nueva política migratoria y una política exterior acorde al sentido comunitario y de hermandad de nuestro pueblo.

¡Abajo los muros! ¡Ningún ser humano es ilegal!

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